Residencia de Juan De Villoria en Santo Domingo, R. D.

El origen del apellido Vilorio ha sido un tema de conversación permanente en nuestra familia. A lo largo de los años algunos de nuestros familiares han realizado investigaciones con mayor o menor nivel de seriedad, logrando cierto progreso, pero invariablemente cada uno de ellos llegó a un callejón sin salida a partir del cual ya no se pudo conocer más acerca de nuestro origen. 

Hace ya un algún tiempo nuestra prima Michelle Ann Bamgash realizo una investigación acerca del apellido Ubiera y además se realizó una prueba de ADN que arrojó resultados muy interesantes, de lo cual se destaca que un 40% de su ADN es de origen nativo americano, específicamente, Taíno de La Española y del Perú. Este trabajo de investigación despertó nuestra curiosidad y nos sirvió de inspiración para iniciar nuestro propio viaje hacia el pasado e intentar desenredar esta madeja que hemos formado a lo largo de los 527 años de historia que han transcurrido desde el descubrimiento de América hasta el presente. 

Debemos añadir que al leer relatos y folios de las oficinas de registro civil no pudimos evitar sentirnos un poco como Indiana Jones y esta experiencia despertó una pasión desconocida e inesperada por estos temas. 

Luego de dedicar muchas horas revisando documentos procedentes de las oficialías del estado civil de la República Dominicana, la Real Academia de la Historia, así como la base de datos de familysearch.org, Geneanet.com, además de informaciones recabadas a partir de la tradición oral que nuestros antepasados han pasado de generación en generación, hemos podido comenzar a entender y formular una teoría acerca del origen de nuestro apellido.

El descubrimiento de América en 1492 trajo como consecuencia la generación de oportunidades de negocios por medio de la explotación de bienes de consumo como la caña de azúcar, lo cual a su vez abrió las puertas a la explotación de los taínos primero y los africanos posteriormente por medio de La Encomienda.

La “Encomienda” consistía en la asignación, por parte de la corona española, de una determinada cantidad de aborígenes a un súbdito español, “encomendero”, en compensación por los servicios prestados. Tras esto, el encomendero se hacía responsable de los nativos puestos a su cargo, los evangelizaba, y percibía los beneficios obtenidos del trabajo que realizaban los nativos. Una forma políticamente correcta de describir la esclavitud.

En el verano de 1509 desembarcó en Santo Domingo el nuevo gobernador, Don Diego Colón. Como parte de su séquito lo acompañaba Don Juan de Villoria, cuñado de Jerónimo de Agüero, ayo de Diego Colón.

En el testamento fechado el 8 de septiembre de 1523 dictado por el almirante Diego Colón en Santo Domingo, antes de pasar a Castilla, Juan de Villoria fue designado albacea testamentario, junto con la virreina, María de Toledo y el religioso fray Domingo de Betanzos. Estos datos demuestran la gran familiaridad que unía a la familia Colón con Don Juan de Villoria. 

El Padre Las Casas lo describe como un hombre piadoso que trataba a los taínos “menos mal”. De acuerdo al mismo cronista, Don Juan de Villoria había venido de Castilla trayendo riquezas de allá y no tenía necesidad cuando recibió la encomienda, en 1514, de 128 taínos de trabajo, 25 Naborias de casa, 17 viejos y 24 niños. En total 199 personas. 

De acuerdo al padre Las Casas, Don Juan de Villoria formó compañía con Don Melchor Centurión en el comercio del azúcar ya que compartían, entre otras cosas, una tercera parte de uno de los mejores ingenios de azúcar, el “Sancti Spiritus”, que suponía un gran negocio y reportaba notables beneficios. Juan de Villoria fue igualmente dueño de uno de los mejores ingenios de azúcar de la isla Española. Gonzalo Fernández de Oviedo lo describe así: “a 11 leguas de la ciudad de Santo Domingo, a lo largo de la ribera del río Cazuy, hizo e fundó Juan de Villoria, el viejo, un muy buen ingenio y su cuñado Hierónimo de Agüero, la hacienda que quedó a los herederos de ambos. 

Además de los ingenios de azúcar que tenía en sociedad con otros importantes personajes de la isla, Don Juan de Villoria fundó otro ingenio, de los muy buenos de esta isla, en el río que llaman Sanate, a 24 leguas de esta ciudad de Santo Domingo, en término de la villa de Higuey; el cual quedó después de sus días a sus herederos e a doña Aldonza de Acebedo, su mujer, y es rico heredamiento”. 

En 1535 vivía aún. Su muerte debió de suceder no mucho tiempo después, a comienzos del último tercio de siglo XVI en Santo Domingo. 

Esta crónica del padre Las Casas indica que la muerte de Don Juan de Villoria habría sucedido a partir del año 1535. Una de nuestras fuentes de información registra la muerte de Don Juan de Villoria antes del año 1536, a quien le sobreviven su esposa doña Aldonza de Acebedo y presumimos que uno de sus hijos llevaba también el nombre de Juan de Villoria ya que el padre Las Casas se refiere al cuñado de Jerónimo de Agüero como Juan de Villoria “el viejo”. 

Además, pudimos encontrar en familysearch.org que los hijos de Juan de Villoria fueron Ana de Acebedo, Diego de Acebedo, Leonor de Acebedo, Juan de Villoria y María de Villoria.

Derivaciones del apellido De Villoria

Otra información que arrojó luz a nuestra investigación es la aparición de una serie de documentos en las oficialías del estado civil de las ciudades de Santo Domingo y Santa Cruz del Seibo, entre otras, donde personas de apellido Villoria declaran el nacimiento de “hijos” cuyos nombres aparecen con la palabra “esclavo” y cuyas madres aparecen con el nombre “esclavas”, según se puede apreciar a continuación: 

En otra declaración de nacimiento se puede apreciar cómo el apellido “De Villoria” sufrió cambios y derivó en “De Viloria”, fruto quizás de un error de ortografía. No sabemos a ciencia cierta cómo y porqué el apellido “De Villoria” sufrió cambios, solo podemos suponer que se debió muy probablemente a errores de ortografía de los Oficiales del Estado Civil. Hemos podido comprobar que a través del tiempo el apellido De Villoria sufrió derivaciones que dieron lugar a la aparición de los apellidos, Villoria, Viloria, Biloria, Velorio y Vilorio. La aparición de estos apellidos sin dudas demuestra que este tipo de cambios en los apellidos, sin importar su origen o motivo, no sólo son posibles sino también muy comunes.

Otro de estos documentos presenta a un Juan de Villoria declarando el bautizo de su hijo Balthasar con los apellidos Villoria Berrio en 1611. 

Hemos encontrado el apellido Vitorio, derivado del apellido Vilorio, fruto de un error de lectura del registro civil. Esteban Lizardo Vitorio, hijo de Dionicio Lizardo y Alicia Vitorio. En el documento original aparece el apellido Vilorio en lugar de Vitorio como se puede apreciar a continuación.

El eslabón perdido

En vista de los datos históricos que hemos presentado en este estudio, somos de opinión de que los apellidos Villoria, Viloria, Vilorio, Vitorio, Velorio, Biloria y otros parecidos, podrían tener un origen común, el apellido “De Villoria”.

Sin embargo, tenemos la necesidad de encontrar el eslabón perdido. Se trata de un documento que nos permita establecer la vinculación del apellido De Villoria con los apellidos derivados de este a finales del siglo XVII y hacia los siglos XVIII y siguientes. 

Como se puede apreciar, este es un trabajo que no está aún terminado y esperamos que nuestras investigaciones nos permitan arrojar más luz y complementar la información ya recopilada. 

Una cosa claramente establecida es que la familia De Villoria participó del negocio de la esclavitud y la caña de azúcar, también poseían un ingenio en los alrededores de la provincia de Higuey, República Dominicana y declaraba a sus esclavos con su apellido, esto da lugar a pensar que una buena parte de las personas que hoy en día llevan apellidos derivados de “De Villoria” sean en efecto, descendientes de esta familia y/o de los esclavos propiedad de esta familia. Ya sean estos de origen taíno o africano.